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miércoles, 24 de febrero de 2021

 "A una estación de trenes llega, una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación. Un poco fastidiada, la señora va al puesto de periódicos y compra una revista, luego pasa por una tienda y compra un paquete de galletitas y una lata de refresco.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un periódico. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.

La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.

Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. “No podrá ser tan caradura”, piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.

Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

¡Gracias! —dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.

De nada —contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.

El tren llega.

Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: “Insolente”.

Siente la boca reseca de ira.

Abre la cartera para sacar la lata de refresco y se sorprende al encontrar su paquete de galletitas... ¡intacto!


El autor dice: "Empecé a trabajar en docencia pensando que deseaba compartir algunas galletitas con los demás. Ahora, diez años después, me doy cuenta de que son ustedes los que, todo este tiempo, han estado compartiendo las suyas conmigo."  

Jorge Bucay

sábado, 13 de febrero de 2021

 El viaje siempre será solitario.

La vida es un constante desapego. Si lo observas profundamente, te puedes dar cuenta qué desde que nacemos necesitamos cosas.
Que nos alimenten, que nos cuiden, que nos arropen, y bajo esa perspectiva nos desarrollamos durante la vida, creyendo que necesitamos algo todo el tiempo y no. Sin embargo, la verdad es que al crecer, se van integrando cosas a la percepción del "yo", y nos identificamos con esas cosas, "esta es mi casa", "mi trabajo", "mi familia", "mi partido político", "mi religión", "mis hijos", "mi pareja". A todo eso que nos compone, le damos el valor de creerlo como una extensión de lo que somos y cuando alguna de esas visiones cambia, se modifica o desaparece, sufrimos. Recién ahí nos damos cuenta que nada era realmente "nuestro".
Por ejemplo, si haces de la compañía humana algo muy importante en tu vida, difícilmente tengas espacio para descubrir tu verdadero ser. Y eso sí es tuyo, porque a donde a sea que vayas, estarás contigo.
Tu relación más confiable y verdadera, es tu relación interna. Es por eso, que en ocasiones la vida nos da la oportunidad de estar en soledad y experimentar la vida desde ese ángulo, el más verdadero y genuino, porque seamos honestos, todas las personas no son compañía, hay "compañías" que te hacen sentir soledad igual. Siendo así, podemos ver que pasa más por un estado interno, que por ver si hay alguien afuera o no.
En el desapego ves como la vida fluye en ti, nada es tuyo y tú solo eres una pieza de todo lo demás, pero al mismo tiempo, eres todo lo demás.
La materia prima de la vida, la energía, ya soporta las necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales, ahora falta que se abra la puerta del auto conocimiento interno. Confía en ti, en tu interior, reconoce éste momento y extrae todo lo que viene a enseñarte, es la vida misma ocurriendo.
La entrega total ante la existencia, el soltar y fluir, es lo que te permite fundirte en lo eterno✨.
Desapegate, el universo no te quita cosas, te libera de cosas, paciencia🍃🌌.

domingo, 7 de febrero de 2021

Some people choose to see the ugliness in this world. The disarray. 

I choose to see the beauty.

To believe there is an order to our days, a purpose.


Algunas personas optan por ver la fealdad en este mundo. El caos.

Yo elijo ver la belleza.

Creer que hay un orden en nuestros días, un propósito.