Bendita la crisis que te hizo crecer

No sé para qué viven otros. Sólo sé para qué vivo yo. Yo vivo para crecer. Nada más. Para que mi alma pegue saltos. Y vaya y venga y haga y deje de hacer. Vivo para eso. Para crecer tanto como pueda. Vivo como puedo. Con la conciencia alerta. Con el cuchillo del amor verdadero entre los dientes. Con la puteada sincera en la lengua. Y con los deditos de la mano derecha estirados a ver si alguien me los agarra. Vivo para crecer. Y mientras crezco, me cambio la vida. Y mientras crezco, cambio la vida de otros. Y mientras crezco, otros me la cambian a mí. No existe nada en mi vida que no se mueva permanentemente. Porque soy cambio permanente. Al mundo vine para cambiar. Así que necesito andar con gente que cambie todo el tiempo, que se permita transformar su piel, que no se conforme con lo que tiene, que enseñe y aprenda de la vida que vive en la inseguridad. Que vive mutando. Que vive muriendo. Y naciendo. Y muriendo. Y naciendo. Sin cambio no hay vida. Y yo quiero vivir mucho. Y yo quiero vivir tanto. Lo otro es una mierda. Buenos días.