Es liberador cuando estás con una persona con quién no tienes que ocultar nada de ti.
Es bonito encontrar a alguien que sabes que no te abandonará a la primera señal de imperfección.
Hoy en día éste tipo de conexiones son cada vez más escasas. Muchas personas querrán quedarse a conocer una parte de ti, sin embargo, muy pocas querrán conocer todas tus partes.
Debemos entender que la otra persona no tendrá siempre historias felices que contarnos, la otra persona tendrá sus días de angustia y noches de desvelo, forma parte del ser humano. Pero mientras exista respeto, se compartan valores y los propósitos estés bien alineados, los problemas serán pequeños obstáculos.
La otra persona ya carga con muchas cosas, la relación debería ser el punto de encuentro donde ambas personas descansan del ritmo de la vida, sin tanto afán, sin tanto apuro.
Para lograrlo, es necesario salir del nivel infantil y superficial de nuestras peleas, tratando de ver quién tiene la razón en todo. Habrá que avanzar algunos capítulos pero en serio, habrá que lidiar con problemas y complicaciones, habrá que superar los traumas heredados de papá y mamá pero en serio, habrá que tener una mejor relación de amor propio, porque si no conoces el amor dentro de ti, no se lo puedes dar a nadie más.
Es muy fácil, si no sabes cuidar de ti, no podrás cuidar a nadie. Si no sabes entenderte a ti, no podrás entender a nadie. Si no eres buena persona contigo, será difícil que lo seas con alguien más.
Para que las relaciones puedan fructificar debemos solucionar los enredos de nuestra mochilas internas y no tratar de sea el otro quien lleve nuestro peso, simplemente debemos solucionar lo nuestro para poder entender de mejor forma al otro, si me ayudo a mi, puedo ayudar a la relación.
Abraza bien fuerte, entrégate al amor, y entiende que los mejores días de tu vida, son aquellos por los que tenías algo por lo qué luchar, una razón para levantarte. Por el amor, y para amar ♥️